La Casa de Dulcinea es realmente un palacio tradicional, de hidalgos, que se construyó en el siglo XVI con planta rectangular y dos alturas y una portada adintelada de piedra que se remata con cornisa y dos escudos.
La Casa-Museo de Dulcinea contiene numerosos útiles de valor etnológico y de empleo cotidiano en la vida manchega tradicional: cerámica, cestería, hierros y cobres en la cocina; la bodega con grandes tinajas y su desgranadora de uvas.
Al interior ofrece la típica estructura de un caserón manchego con cocina y dependencias de labor en la planta baja, huerto trasero y dormitorios en el segundo piso. Alberga un simpático y evocador Museo quijotesco-manchego.
La Casa-Museo de Dulcinea contiene numerosos útiles de valor etnológico y de empleo cotidiano en la vida manchega tradicional: cerámica, cestería, hierros y cobres en la cocina; la bodega con grandes tinajas y su desgranadora de uvas.
Al interior ofrece la típica estructura de un caserón manchego con cocina y dependencias de labor en la planta baja, huerto trasero y dormitorios en el segundo piso. Alberga un simpático y evocador Museo quijotesco-manchego.
En el patio un carro y una galera, junto a una de las mayores prensas de aceite conocidas en la provincia de Toledo, con una viga que mide más de 15 metros.
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